Dulce Sofía nos abre las puertas de su local en Carrasco para una charla amena y divertida.
Nos lleva a su infancia en la cocina de su mamá observando y ayudando con todo. De sonrisa fácil y contagiosa no para de avanzar con su proyecto, que ya cuenta con dos tiendas para atención al público y un local donde centraliza la cocina.
¿Cómo es Sofía?
Que pregunta!
Soy una persona amante de la vida. Soy muy optimista e intento que la gente también lo sea porque tengo mucha esperanza, soy muy creyente y vivo la vida con alegría. Mi objetivo es lograr tener una fundación, dejar una huella y ayudar a la gente. Estoy convencida que con mi marca lo voy poder hacer.
¿De dónde surge el nombre?
Siempre me dijeron que era una persona dulce, de ahí el nombre.
Lo buscamos con mis amigas viendo opciones, queríamos que fuese algo con Sofía y quedo Dulce Sofía por esto que te digo. No es un nombre que se me hubiese ocurrido de otra forma.
¿Siempre te gustó cocinar?
Siempre. Mi madre cocinaba mucho.
Somos una familia grande, de seis hermanos, así que en casa siempre se cocinó y yo la ayudaba. Tengo latentes los recuerdos de mi casa cuando era chica con mi madre cocinando y yo ahí ayudando con las galletitas de avena, viendo donde se guardaba todo. Es una mujer de darse mucha maña, si faltaba manteca sustituía por aceite no se estresaba para nada y de ella aprendí todos los trucos para que nada me limite. Sale o sale (risas). Pero siempre me gustó como hobby, nunca me imaginé trabajando de esto. Mi idea era ser contadora y trabajar de eso.
Y un día decidiste irte de viaje….
Si, ahí yo ya había empezado. No era una empresa, pero todos los años sacaba una ganancia. Siempre trabajando en mí casa, para amigos, con el boca a boca. Y bueno, ahorré y mis amigas se iban de intercambio y yo me fui con ellas. Así que hice un parate en la carrera y me fui a trabajar a España. Así llegué a un lugar en Galicia que se llama El Dulce de Leche, trabajé ahí por seis meses. Y fue lo máximo. Me alojaron, me dieron trabajo, fue una experiencia increíble. Los voy a volver a visitar, les agradezco de corazón porque fue una experiencia única.
Viajar me abrió mucho la cabeza, allá todas las noches miraba videos de recetas y cuando volví ya estaba decidida a seguir con la cocina. Llegué en Diciembre y fue un caos. La idea era empezar con tranquilidad pero todo se había exponenciado tanto que fue una locura. Así que empezamos y al año siguiente abrimos una ventanita en Joaquín Núñez donde la gente compraba para llevar. Eso duró poco tiempo porque enseguida nos mudamos al local de Luis de la Torre. Ahí comenzamos a trabajar, aunque luego llegó la pandemia y debimos cerrar por 40 días aunque mantuvimos el personal y luego abrimos con pedidos para entregar. Yo no soy mucho de pensar, creo que eso me ha ayudado. No sé si hay que cubrir gastos o no, yo estoy metida en la producción y la cocina, obvio que estoy al tanto, pero no soy de sentarme a analizar punto por punto. Así que con ese panorama dije listo, empezamos a llevar a las casas, no queríamos contratar a un tercero para el envío entonces cocinábamos de mañana y repartíamos de tarde. Eso nos duró dos días porque no dábamos abasto, así que con mi hermano menor, que es mi mano derecha junto a mi hermano mayor que es el contador, resolvimos contratar un reparto.
¿Qué fue lo que más miedo te dio a la hora de emprender?
Después de comenzar con Luis de la Torre, nos empezó a ir tan bien que necesitábamos algo más grande, así que alquilamos un local en Benito Blanco y ahí nació la cocina. Ese cambio empezó a generar como una responsabilidad más grande, había que llegar a fin de mes para cubrir todo. Y ahí si me empezó a dar un poco de miedo porque estaba todo creciendo, era mucho más trabajo para llegar a cubrir. Pero por otro lado no me podía arrepentir porque sino no llegábamos a satisfacer todas las ventas, así que bueno, acá estamos. Ahora tenemos este tercer local en Carrasco y estamos mucho más cómodos y ya tenemos que ir pensado en más cosas. A veces me da miedo que no se me ocurra la idea de cómo seguir sumando. Tengo que salir con algo y no se me ocurre.
¿Quién te ayuda en eso, a pensar cosas nuevas?
Somos un tremendo equipo, ahora hay una chica que se llama Pachu y una agencia de publicidad. Pachu vive en el extranjero y estamos a la par, viendo ideas, ella me manda y yo veo y ahí vamos potenciándonos.
¿Cómo surge un nuevo producto?
Bueno la estrella ahora es la Queen, son todos los sabores de Dulce Sofía. Se me ocurrió porque en realidad quería hacer una torta bien alta para cumpleaños, así que le empecé a poner capas y capas… y bueno, la comunidad la bautizó la Queen porque es la reina de todas las tortas. Tiene un poco de cada torta.
Tenemos ahora un carrito de cookies y candy bar que estamos incursionando en casamientos y fiestas de 15. Lo hicimos para Degusto y ahora lo estamos llevando de a poco a fiestas pero eso es algo muy nuevo.
Hablaste de la comunidad, ¿te nutrís de ellos, de las opiniones en redes?
Sí, todo el tiempo. Me ayudan un montón. Son fieles y sé que están ahí todo el tiempo y que las sugerencias siempre son para mejor. Me tiene activa eso, todo el tiempo estamos atentos a lo que ellos quieren o piden.
Estuviste en Bake off, ¿cómo te llega esa propuesta?
En realidad un llamado, insólito. Me llaman y me dicen hola somos de Bake off. Yo al principio no entendía nada, entonces hablamos y quedamos en que iba a hacer una prueba para ver cómo salía en cámara. Así que fui y yo tenía que hacer como que estuviera saliendo al aire. Yo estaba tan nerviosa que fui a probar una torta y se me cayó un trozo. Yo no soy aun pastelera de profesión, así que quedamos en que cubría las redes.
Y pastelería, ¿es algo pendiente?
Sí (risas). En algún momento voy a estudiar pastelería. Me encanta y me encantaría también dar clases, pero la única vez que di me faltó eso, como el respaldo del título, así que esa es la idea. Estudiar y potenciar las recetas y las ideas. Incursionar en lo salado también. Ahora justo tengo una clase contratada para una empresa y para dos marcas con las que trabajamos. Pero siento que el titulo me daría más tranquilidad.
Te gustan los niños, fuiste catequista, ¿cómo fue esa experiencia?
Si, los niños me encantan. Me encantaba dar clases de catequesis pero tuve que dejar porque no me daban los tiempos. Yo vivo en Libertad, a una hora de Montevideo, y encargándome de la cocina 8 horas es imposible. Pero algún día voy a retomar porque es algo que me gusta mucho hacer. Todos los años me avisan que precisan catequistas y todos los años me tiento, pero ahora es imposible.
¿Fantaseas con la idea de expandirse?
Sí, yo sueño en grande, me veo en Miami con un local (risas), pero realmente es difícil. Hay que valorar muchos aspectos. Por ejemplo la gente pide mucho estar en Punta del Este y en el interior pero la verdad que son pasos grandes para dar. En Punta del Este es una temporada muy corta, si bien ahora hay mucha más gente viviendo todo el año es una decisión muy grande. Y el interior también, nos llaman muchísimo pero es un debe que tengo. Me pasa mucho que vienen madres con hijas del interior y somos como una parada obligatoria, y me dicen, si no pasábamos por acá mi hija me mataba. Así que bueno, estamos evaluando todas las opciones.
¿Quién es tu referente?
Admiro a mucha gente, siempre estoy buscando ser mi mejor versión. Pero mi referente y mi máxima admiración es mi mamá. Mi mamá es de fierro, si lee esto se muere, pero siempre se lo digo. Es una mujer que ha luchado toda la vida por sus seis hijos. Le han pasado muchas cosas y siempre siguió y salió adelante. Quiero ser como ella, tener esa fortaleza, la adoro y la admiro. Yo creo que saqué algo de esa perseverancia.
¿Te ves con seis hijos como tu mamá?
Me encantaría porque me gustan las familias grandes, pero le digo eso a Nico (su marido desde hace un año) y sale corriendo. Pero somos una familia grande y me encanta, ya tengo siete sobrinos.
¿Tu familia testea tus productos?
No, nunca, lo que va para casa son cosas que por algún motivo no puedo vender, se rompió algo o quedo mal puesto el merengue y va para casa pero sino no llevo nada.
¿Cómo te imaginas en 10 años?
Nunca hago ese ejercicio. Hace unos años pensaba que me recibía dentro de poco y me recibí recién el año pasado, soy una persona muy ansiosa y si no manejo esa ansiedad me vuelvo loca. Así que dejo que la vida me sorprenda. De todas formas planifico para este año o algo puntual para el próximo, pero no en 10 años. Soy de las que piensan si lo digo no sale.
¿Qué le dirías a esa sofí de niña que veía cocinar a su mamá?
Disfruta, no te estreses tanto. Hace unos años cuando todo esto empezó a crecer yo le daba y le daba y no me detuve a ver lo que estaba pasando. Así que es algo que le digo a todos, frenar, disfrutar del camino cada segundo porque todo pasa muy rápido.
¿Algo pendiente?
Te hubiera dicho pastelería pero ya no es pendiente. Creo que he podido hacer todo, pero me hubiese encantado tener una experiencia en otro país de intercambio o una maestría. La experiencia de vivir afuera un tiempo largo.
Compartir: