Virginia es la presidenta del Grupo La Nave Multimodal, una de las empresas de logística más grandes de la región. Además, es Directora de la Fundación La Nave que apoya a mujeres en situación de vulnerabilidad. Se hizo de abajo en un rubro mayormente masculino, y en base a su trabajo y esfuerzo abrió su propio camino.
Hoy es una referente no solo a nivel empresarial sino en trabajo social en nuestro país.
¿Qué significa ser mujer y empresaria en Uruguay?
Es algo desde muy joven está incorporado a nivel de familia, somos mujeres que tomamos decisiones, por lo que hacerme un lugar fue algo que construí con el tiempo. Lo que hice estos años fue lograr todos mis objetivos y mis sueños. La región no está muy preparada para ver mujeres en cargos altos, pero poco a poco fui ganando respeto en mi rubro y como empresaria. Es un camino de construcción.
En ese camino, ¿qué obstáculos tuviste?
Es un problema más que nada cultural. El hombre la mayoría de las veces no te toma en cuenta y el hecho de que seas madre pareciera que te limita aún más. No hay cabida para ser empresaria, mujer y madre. Me costó mucho demostrarme a mí misma y a mi entorno que sí, que no se es perfecta en cada área pero que sí se puede. Uno no debe olvidarse que además de mujeres y madres tenemos desafíos, metas, que como cualquier persona tenemos que satisfacer.
Desde muy chica supiste lo que querías, ¿cómo te iniciaste en un mundo que era considerado más que nada masculino?
Soy perseverante. Cuando empecé a trabajar con mi padre me di cuenta que me encantaba el rubro de la logística, y fue un desafío de avanzar en la empresa. Yo no quería un cargo para ocuparme, quería de verdad tomar decisiones y construir mi modelo de empresa. Fue más que nada mi actitud lo que marcó la entrada a un mundo muy masculinizado en aquel momento. Me enamoré del proyecto y empecé a construir una identidad propia.
¿Cuándo y por qué planteas un cambio radical en la empresa?, había problemas que afectaba a la economía de la empresa, sino que había problemas que también afectan la vida personal y desempeño de tus empleados….
Mirándome a mí misma, y viendo los obstáculos que yo misma tuve que sortear me di cuenta que había que hacer cambios. Quería hacerle el camino más simple a quienes también querían avanzar. Dar oportunidades, aportar una mirada social. Tenemos muchos trabajadores de entorno social crítico y obviamente para ayudarlos había que cambiar la mirada.
Así creamos el Centro de Cuidados “Crece desde el pie”, para que las trabajadoras pudieran trabajar tranquilas y darles asistencia a sus hijos de entre 0 a 6 años, así como también a otros niños de Canelones.
También tenemos un psicólogo que trabaja con nosotros. Es un ida y vuelta, el empleado se pone la camiseta. Para mí no existe empresario sin empleados ni empleados sin empresarios, y cuando hay una mirada mutua el resultado es positivo. Es un cambio urgente en Uruguay que todavía no se ha dado.
Has contado varias veces que el ejemplo de tu madre fue tú motor.
Sí, mi madre fue madre muy joven a los 18 años, y mi padre no tomó la responsabilidad del rol compartido. Ella fue quien cargó con todo sola. Decidió irse a vivir a la casa de mi abuela para que mis abuelos nos pudieran cuidar (a mí y a mi hermano), y ella así poder trabajar.
Cuando fuiste madre, ¿sentiste en carne propia el balance de ser madre y trabajar?
Sí lo psicológico pesa, uno siempre como madre siente culpa. No siempre podes estar, por ejemplo, alguna vez no pude ir a alguna fiesta de fin de año de mis hijos por estar trabajando. La primera guerra es con nosotras mismas, siempre tenemos que renunciar a algo. Se le puede dar espacio a cada área si lo hacemos con calidad, podemos hacerlo bien y sentirnos bien nosotras. Si nos desarrollamos nosotras le hacemos bien a la pareja, a los hijos y a nosotras mismas.
Virginia hoy en día está muy dedicada a la Fundación La Nave, la cual se inicia con el Centro de Cuidado para los hijos de empleadas de la empresa en el marco del Sistema Nacional de Cuidados. La Empresa realizó la inversión para la construcción del edificio, y junto con el sindicato se ocupa de la infraestructura, equipamiento y mantenimiento. Por su parte el gobierno a través del INAU asume el coste del funcionamiento del servicio, así como su supervisión. Fue la primera vez que empresa, sindicato y gobierno impulsaron el mismo proyecto.
La realidad social con la que me encontré es que solo con los cuidados no resolvía nada, había un tema de comida, de abuso... que también debíamos trabajar. Hemos evolucionado, pero aún falta un montón. Hay niños a los que se les da la espalda desde lo público y lo privado.
Tuviste la oportunidad de reunirte con el presidente de Argentina Alberto Fernández, y también con Moyano, pesos pesados argentinos ¿cómo te plantaste en esas instancias?
Cuando una mujer va muy clara con su proyecto, sabiendo a donde va y lo que quiere, hasta los hombres más poderosos te respetan. Por lo que es clave ir confiadas, y plantear cosas de valor y que sumen. Me sentí escuchada y valorada.
Se te ve una mujer fuerte y de carácter, ¿cuál es para ti tu “talón de Aquiles”?
Mis afectos, sin dudas. Si ellos están mal yo estoy mal.
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