KAREN JAWETZ



Es la mujer detrás de uno de los grupos de medios más fuertes. Descubrió a Darwin Desbocatti e Ignacio Álvarez. Productora, emprendedora, y fanática de la gastronomía, esta mujer de mucha presencia y voz fuerte nos cuenta su secreto para manejar varios medios y como es el mundo detrás del dial. 

¿Cómo surge tu vínculo con los medios?

En el año 1992 arranco la carrera de Comunicación con una característica especial, era la única de mi generación que quería hacer radio. En el segundo año de la carrera inventé un programa de radio y tuve la oportunidad de presentarlo en Del Plata FM que era la radio que yo escuchaba. Llamé a la radio, pedí para hablar con el gerente, y le dije ¨tengo una idea para hacer un programa que va a cambiar tu emisora”.  Hasta el día de hoy se acuerda de esa frase.  Me citó, y le propuse hacer un programa de radio sobre sexo, algo que en esa época era absolutamente disruptivo. A él no le convenció, le parecía muy transgresor, pero optó por ponerme a prueba y me dijo que, si le conseguía dos mil dólares para la radio como base, después dividiríamos el cincuenta por ciento de las ganancias. Era el peor trato de la historia, pero eran tantas las ganas que tenía de hacerlo que con mucho esfuerzo conseguí esos dos mil dólares. Ahí arranca Historias de piel en Del Plata FM. Estuvo siete años al aire.

¿Nunca quisiste estar del otro lado?

Jamás. A mi lo que me gusta es la idea, me atrapa tener ideas y me fascina la ejecución. También entendí desde el día uno que la parte comercial es fundamental para hacer realidad tus ideas. Como por suerte no soy nada tímida, me tiré a comercializar mis propias ideas. Después me di cuenta que me gustó eso de conseguir inversores que empujen mis sueños, quienes serían los auspiciantes.

¿Qué tanto hay de cierto en que fuiste la que descubrió al personaje de Darwin  Desbocatti?

Puedo decir que es un punto alto de mi carrera en medios, pero tengo que reconocer que tuve mucha suerte. Carlos Tanco cae en mi oficina en el año 1999, yo por ese entonces ya tenía una productora de radio. Llega con un cassette de cinta que se llamaba El golpe, junto a Salvador Banchero y Gonzalo Camarotta. Escuché ese cassette y lloré tanto de la risa que lo llamé y le dije ¨flaco no te conozco, pero vos tenés que trabajar en medios¨.  Le pedí que venga a mi oficina a hacer una prueba para un programa que estaba armando en ese momento, “Las cosas en su sitio” para Sarandí con Ignacio Álvarez, que era su primera aparición periodística en radio. Ignacio a todo esto había sido mi conductor en Historias de piel. 

¿Qué viste en Carlos Tanco?

Pocas veces vi tanta luz.  Vi una calidad y un talento que no podía ser desperdiciado. Lo anecdótico es que cuando llegué a la radio y les comenté con alegría que había descubierto a un chico de veinte años muy talentoso, el dueño de la radio de ese entonces me dijo ¨no creo que vaya a funcionar¨.

¿Tuviste que insistirle?
Un poco, pero a las cansadas me dio un mes para ver si Carlos funcionaba; el resto es historia.

¿Darwin te ha traído problemas a nivel comercial con sus columnas?

Jamás podría limitar a ninguno de los periodistas con los que trabajo, por algo están donde están. No me meto con lo que dicen los comunicadores, hay libertad total.  Reconozco que Darwin me ha traído algún temita (se rie) con sus comentarios muchas veces política y comercialmente incorrectos, pero ahí reside su magia.  Carlos es un analista y humorista increíble. Hipoteco esa tranquilidad por su genialidad. 

¿Tenés alguna anécdota divertida de Darwin?

Sí. Recuerdo que una vez saludó a una empresa de televisión por cable  porque no quisieron cortarle el convenio que tenía con su abuela que había fallecido recientemente. Les agradeció al aire  diciendo que habían enterrado a su abuela abrazada al  decodificador  así podía ver las series desde ultratumba. Eso me trajo un problema esa empresa de cable era anunciante y ese mismo día recibí un llamado porque quería dejar de serlo. Pero jamás se lo llama al orden. A nadie le importa. Tenemos dos mil ganadas y una perdida. Joel también es irreverente, es un grupo de trabajo brutal. 

Volviendo al programa “Las cosas en su sitio”, ¿podemos decir que también descubriste a Ignacio Álvarez?

Podemos decir que tengo olfato para saber quién puede ser buen comunicador.

¿No volviste a trabajar más con Ignacio?

No, en el año 2001 nos separamos, el siguió con “Las cosas en su sitio” y yo con mi programa social de ese momento. Arrancamos a hacer otros programas como “Tu bebe” que estaba en radio, y comenzamos a hacerlo en canal 10, “Consentidas” y “Ana Durán”, entre otros. 

¿Qué fracasos tuviste a nivel profesional?

¡Montones! Pero prefiero no llamarlos fracasos sino enseñanzas. Muchos, simplemente no eran buenas ideas. Conocí grandes personas en esos proyectos que no tuvieron éxito, pero todo tiene su por qué. 

Tenés varios trabajos, ¿cómo haces para abarcar tanto trabajo?

Hoy en día tengo tres facetas que conviven. Por un lado, soy Directora Comercial del Magnolio Grupo que se compone por FM Del sol, FM Latina, El espectador 810 y las cuatro plataformas digitales, que tienen una gran cantidad de anunciantes. Por otro lado, Magnolio sala que es un emprendimiento nuevo. A su vez tengo Bee, mi productora, con la que hago Consentidas, Ana Durán. A todo eso se suma la productora de cine que acaba de lanzar su primer trabajo que es Criollo, un documental de gastronomía.

Mi secreto para abarcar tanto es que no me gusta dormir mucho. Hace mucho tiempo no le encuentro placer al sueño, reconozco que tengo que dormir cuatro horas por noche, pero me embola, trato de dormir las cuatro horas necesarias de 2 am a 6 am, y listo. Amo la mañana y amo la noche. Por suerte el organismo me acompaña en mi ritmo de vida. Al uruguayo en especial le gusta dormir siesta, dormir las ocho horas, a mí no. A mí me gusta vivir a full, no le encuentro placer a dormir. No quiere decir que me guste estar en fiestas ni acelerada, pudo estar tomando un café tranquila, pero dormir no. 

¿Nunca te generó un problema con tu entorno esta condición?

En un momento sentía que todos estaban en cámara lenta, me daba la sensación que la gente no hacía cosas. Después me encontré con gente que le pasa lo mismo que a mí, así que no estoy sola en el mundo. Es una ventaja frente a los demás porque cuento con cuatro horas más para trabajar o dedicarlas a mí.

Quienes te siguen en redes sociales pueden notar que tenés también una pasión por la comida, un costado muy foodie.

Sí, nace de mi madre que siempre cocinó muy bien y nos inculcó el amor por la buena mesa y la buena comida. Amo comer, amo la gastronomía, no hay nada que no me guste, me gusta probar todo, desde ranas, insectos, todo. Mi Instagram es personal, no comercial, lo que cuelgo es porque me gusta y lo comparto con mis amigos. 

¿Cocinás?

No, no me gusta cocinar. En casa de herrero cuchillo de palo. Amo comer, odio cocinar. 

Por último, ¿cómo ves la nueva ¨guerra del dial¨ que hay instaurada de un tiempo a esta parte en la que muchos programas se van de una emisora a otra?

Yo creo que no hay tal guerra, pero creo que hay muchos comunicadores talentosos que al menos en nuestro grupo tuvimos la oportunidad de convocar, traer y trabajar con ellos. Acá no hay artilleros, nadie los obliga a venir. Ellos elijen trabajar acá. 




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