Durante dos años entró en la casa de miles de uruguayos a través de la pantalla. Hoy se dedica a la maternidad y a sus dos negocios gastronómicos. Tan perfeccionista y profesional como cercana y de bajo perfil, la chef Lucía Soria confiesa que le encanta Montevideo y que quisiera que toda su familia viniera a vivir a esta orilla del Plata.
En el restaurante Jacinto no hay detalle desapercibido para ella: las flores lisianthus de los centros de mesa, que manda un proveedor del mercado de Flores, a donde antes iba a comprarlas en persona; las fundas de los almohadones y que no haya ninguno dado vuelta; las botellas y cacerolas decorativas en un estante, en una simetría de tres botellas en un costado, seis al centro, y otras tres en la otra punta; y un largo etcétera que tiene su punto cúlmine en la carta, que renueva en cada estación y en donde pone su mente, sapiencia, experiencia y corazón.
En Sarandí y Alzaibar está ubicado “Jacinto” (a donde Juan Sartori iba como empresario) y enfrente está “Rosa”, una pizzería que no apunta tanto al público ejecutivo y que también la llena de orgullo. A unas cuadras la espera Félix, el pequeño de tres meses que los televidentes vieron crecer en su panza y que hace que al nombrarlo entornen los ojos y se le enternezca la mirada.
¿Extrañás MasterChef? ¿Qué te dejó el ciclo?
Un poco extraño sí, pero me siento muy contenta con la decisión que tomé, fue muy personal, por mi bebé y por sentir era había cerrado una etapa. Lo que me dejó fue una cercanía a un público amplio, algo que no tenía. En el circuito gastronómico ya me conocían, pero la tele es masividad. También me dejó un gran aprendizaje de cómo estar delante de una cámara, sacarme una foto y que no me de nervios.
En la sesión de fotos se te vio con mucha naturalidad…
Es que fueron dos años de estar todo el tiempo haciéndolo y yo me veía, me daba cuenta cómo me había parado o cómo había dicho algo. A mí la comunicación me interesa mucho, me parece que en este momento los cocineros tenemos una responsabilidad de tratar de transmitir lo que sabemos para ayudar a que todos comamos un poco mejor. Me gusta poder explicarme bien, y me divierte.
¿Volverías a la televisión?
Sí, claro. Me interesa seguir generando un contenido de cocina, o de comer, viajar, vivir. No sé si quiero tener un programa cocinando, me parece que eso está un poco aburrido ya, para mí. Sí me gustaría algo más educativo o participativo con otra gente.
Hoy en día sos una persona conocida, la gente te reconoce en la calle, ¿cómo te llevas con la popularidad?
Al principio se me hizo un poco difícil; era algo nuevo. Me costó entender en qué momentos uno tiene que estar dispuesto en el papel, o con una postura, y en otros momentos, de intimidad, no. Y que también somos todos personas y que si un día yo estoy de malhumor puedo estarlo. Igual trato de cuidarme y de, en los momentos que la gente se me acerca, darles un feedback de buena onda. El libro (Lucía Soria- Relatos y recetas) también generó una cercanía, la gente me manda lo que hace y me encanta, está buenísimo.
Parte de la popularidad hace que mucha gente sepa que tuviste un hijo. ¿Te paran para preguntarte por él?
Sí, cuando salgo con él me dicen “¡Ah, Félix!” (sonríe). Y también en las redes, yo tengo muchos seguidores en Instagram, a todos les encanta ver fotos, es re influencer. Cuando nació pensé hasta qué punto darle exposición, y tampoco es que todo el día le esté sacando fotos, pero forma parte de mi vida.
Una vez hablando con Narda me dijo que cuando nació su hija, toda la gente sentía que había sido parte. A mí me vieron el crecimiento de la panza durante todo el programa; la gente siente que es parte de tu vida, y que te conoce, porque entras en su casa en ciertos horarios específicos. Es lindo, mientras sea con cariño y desde un lugar lindo, está todo bien.
Si te preguntan qué ha sido la maternidad para ti, ¿qué decís?
Me parece que es un amor increíble, un amor para toda la vida. Yo nunca había sentido una cosa así. He estado enamorada muchas veces, a mi marido lo amo, está todo bien, pero es otra cosa. Además, me parece que es un aprendizaje enorme, con uno mismo.
Y siento es que mis prioridades cambiaron. Si antes decía “ay cómo vamos a hacer…”, ahora pienso “qué se yo cómo vamos a hacer, lo arreglaremos”. Félix es mi prioridad en este momento, y sé que lo va a ser por mucho tiempo. Es increíble cómo pasa eso desde el momento que nace. Es un amor diferente a todo lo que había vivido.
Naciste en Argentina y has trabajado en otras partes del mundo, ¿por qué asentarte en Uruguay?
Esta ciudad me gusta, me siento cómoda. Buenos Aires, para mí es una ciudad medio apabullante (nací en Córdoba pero me fui cuando tenía 1 año). Me encanta Montevideo, me encanta Uruguay, me gusta que sea mi base de operaciones, pero tampoco niego la posibilidad de vivir tres meses en otro lugar. Soy inquieta, me hace bien sentir que no estoy para siempre.
Trabajás también para Estados Unidos, ¿qué hacés allá?
Estoy trabajando junto a una marca de carnes uruguaya que se vende allá, haciéndoles unos videos y siempre estoy en contacto para ir a cocinar. En junio voy a ir a hacer un evento a beneficio de una organización que se llama City meals on wheels, que convocan a diferentes chefs del mundo y hacen eventos anuales en los cuales ganan plata para alimentar a gente que está viejita y le llevan la vianda todos los días a su casa. Muy lindo.
¿Tu familia viene a Uruguay?
Sí, un montón. Mis viejos viven en Pilar pero tienen un apartamento en Punta del Este y la verdad es que cada vez vienen más. Mi hermana ya vive acá; yo los quiero traer a todos, en cualquier momento se vienen (sonríe, entorna los ojos y mira para abajo) Vamos a ver.
Estar tanto tiempo en Uruguay y en Montevideo, ¿te hizo integrar cosas de la gastronomía nuestra a tu cocina?
Me gusta mucho trabajar con productos de acá y cada vez más entre los cocineros se le está dando bola a los camarones de Rocha, las almejas de La Coronilla…, creo que es un trabajo importante valorizar lo que nosotros tenemos acá. Nosotros (por Jacinto) ahora estamos cumpliendo 7 años, hace 7 años había productos que son súper locales y que nadie los comía.
¿Como cuáles?
Coliflor, brócoli, el zapallo, que hay riquísimos en esta época y hay todo el año, era visto como una cosa de aburridos, de la casa o de estar enfermo. Y no es así, hay muchas variables, todo depende de cómo uno lo prepare y la onda que le pongas a la situación.
¿Te gusta crear platos?
Crear, para mí, en esta era es bastante relativo. Sí creo que hay personas que están para crear, ciertos chef en el mundo lo hacen, a través de la fermentación o la experimentación. Yo voy sacando información de lo que he hecho, de lo que se hace en el mundo, de lo que hace la gente que me gusta como cocina y a partir de eso creo un plato, sacando un poquito de cada lugar. Eso me encanta. Es lo que más me gusta.
Ayer justo nos juntamos con las cabezas de la cocina, hicimos la carta (la cambiamos cuatro veces al año, estacionalmente) y eso es algo que para mí es importante, porque es lo que me representa, es la posibilidad de seguir participando sin estar cocinando todos los días.
¿Cómo es ese proceso?
Soy muy de pensarlo en una especie de fórmula, que tenga algo más dulce, algo más salado, algo más ácido, algo más crocante... Pensarlo así, me lo imagino en la cabeza, pensamos el emplatado y después ya lo ponemos en práctica. Es la fórmula que tengo para seguir siendo el corazón de este restaurant.
Para mí lo importante de la cocina es que te den ganas de comerla y a mí me gusta venir y tentarme con todo. Me parece que es el principio para que les pase a los demás. Y que sea una carta variada, esto de presentar algunos vegetales que la gente en general no vea; de esa manera también se enseña.
¿Tenés ingredientes o elementos de cabecera?
Ingredientes que me encantan y veo muy representativos de mi cocina son los vegetales, la fruta, los quesos y los frutos secos. Y de cada uno te diría durazno, parmesano y almendra. El parmesano me parece que es una de las creaciones más maravillosas del mundo y la almendra me encanta, puedo comer todo el día.
¿Y entre las verduras?
Soy muy fan del coliflor, el tomate me encanta, (me parece súper versátil, es riquísimo quemado y riquísimo fresco, en su buena época) y la papa me parece alucinante. Yo soy muy del producto simple y hay muchas cosas que son vistas como de la alta gastronomía que no me gustan. El caviar me parece genial pero no me copa, el foie gras (hígado graso de pato o ganso, típico en Francia) no me gusta. A mi dame una papa y un huevo.
Es desafiante hacer un plato gourmet con algo que está en cualquier cocina…
Sí, es lo que me interesa. Que vengas a comer y digas “ah, mira vos. Esto yo lo puedo hacer en mi casa”. Capaz que no te sale igual porque en los restaurantes todos cocinamos con más manteca, más no sé qué y por eso todo es tan rico, pero me gusta no generar lejanía.
¿Ayer qué comiste?
Al mediodía me tomé una sopa acá y dos empanadas enfrente (de carne y queso y cebolla). ¿Y a la noche qué comí? (piensa unos segundos) Ah, un arrocito con camarones.
¿Frescos o congelados?
Congelados en este caso (dice casi lamentando) pero bueno, cuando uno cocina en su casa es diferente. Yo trato de hacer cosas que no ensucien más que una olla. A veces tengo más ganas, a veces menos, y trato de tener muchas cosas estoqueadas en el freezer.
¿Qué hay en el freezer, te acordás?
Algunas carnes congeladas, (carne roja en este momento), tengo siempre hecho feijao (preparación con porotos negros), que me encanta porque me hago un arroz y estoy salvada, hay salsa bolognesa también. Siempre que cocino hago mucho y guardo y a veces acá sobran tres o cuatro platos del día y si son cosas que son congelables, como un canelón, me lo llevo encantada. Es un megaplus tener un restaurant atrás porque te ayuda.
¿Te hace ilusión cuando Félix empiece a comer?
Sí, mucho, tengo el libro de Narda (“Ñam ñam”). Lo leí casi todo cuando estaba embarazada. Me divierte ir descubriendo cosas. Todo genera ilusión… es lindo. Muy lindo.
¿Te interesa la política?
Sí, me interesa. No voto, lamentablemente porque no soy ciudadana. Yo creo que los sistemas políticos quedaron ojalatosos, me parece que se deberían ayornar y manejar al país como una empresa. Fuera de eso, me parece que hay cosas que estaría bueno que cambiaran: me abruma el poder del Estado, estaría bueno reverlo y también las posibilidades que se dan (o no se dan) para emprender. Mucha gente joven duda, porque es muy difícil, muy caro.
Estamos en un país que no tiene industria, necesitamos emprender para poder ser más importantes, pero es difícil; el personal, BPS, DGI… Esas cosas hay que tratar de ajustarlas para que el que va a emprender no dude. Hace unos años tenía un sueño de ir a hablar con Tabaré Vázquez y decírselo.
¿Vienen políticos a Jacinto?
A veces. Tenemos un público de muchos empresarios. Daniel Martínez viene a veces. (Juan) Sartori hace años venía también, cuando estaba en la ciudad, ahora hace tiempo que no viene.
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